La Evolución de La Poesía - R. Cansinos Assens
Nuevo Parnaso Argentino - Madrid
Con Norah Lange, que le sigue, vuelve a afirmarse la nota ultraica. “Es- dice de ella V.de Pedro- la primera mujer que, en cuánto a creación poética, se ha sumado a la estética nueva”. Y añade, para caracterizar a la autora de La calle de la tarde (1924) y Los días y las noches ( 1926): “Su alma se desnuda de todos los velos tradicionales, y sus pies se libertan de todas las cadenas para lanzar –cantar- magníficamente libre” Norah Lange es la Verónica del arte nuevo caminando por esa calle de la tarde que ella ha creado, con paso dulce y lento. No es de danza su ritmo ciertamente, ni canto su poesía, pues son suyos el andar despacioso y la media voz confidente. Una melancolía sutil dota en ella de corazón al arte nuevo. Sus emociones todas, aun las del amor venturoso, se expresan quedamente, con algo de un miedo delicado y noble. Ella ha dicho, dirigiéndose al encuentro del amado, estas palabras, llenas de unción: “Voy a ti sufrida de dicha”. Los tres poemas suyos que aquí reproduce V.de Pedro Tarde a solas, Ventana y Ofrenda, resplandecen por su pulcritud sentimental en un marco de soledad y de silencio.
"Vacía la casa donde tantas veces,
las palabras incendiaron los rincones.
La noche se anticipa en el piano mudo
que nadie toca.
Voy a solas desde un recuerdo a otro
abriendo las ventanas
para que nadie pueble
la mísera quietud de esta tarde a solas.
Ya nadie inmoviliza las horas largas y cerradas
a toda dicha mía.
Y tu recuerdo es otra casa
grande y quieta
por donde yo tropiezo sola.
Y mis latidos forman una hilera de pisadas
que van desde su puerta hacia el olvido."
Tarde a solas
Norah Lange desdeña todo lo que puede haber de jazz-band en el arte nuevo, pues su media voz le basta para hacerse oír.